¡Es infiel!
Entre innumerables mensajes y correos electrónicos de trabajo, destacó una conversación con un nombre que no reconocí. “Anoche fue mágico”, decía el mensaje. “Estoy deseando volver a verte” Se me heló el corazón y se me saltaron las lágrimas. Entonces supe que no podía quedarme callada: tenía que afrontar esta traición.

¡Me es infiel!
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