El Sr. Jenkins estaba arrepentido
El Sr. Jenkins ya había espantado a Buddy cuando el cliente le contó todo esto, y una oleada de arrepentimiento se apoderó de él. Se dio cuenta de que había estado tan absorto en su rutina diaria que no se había parado a pensar en lo que el pobre perro podía estar intentando comunicarle. Suponiendo, como dijo el cliente, que Buddy simplemente tenía hambre y buscaba comida, el Sr. Jenkins sintió una punzada de culpabilidad, pero no sabía que la verdad tras las acciones del perro era mucho más sorprendente de lo que jamás hubiera imaginado.

El Sr. Jenkins estaba arrepentido
Eligiendo comida
Después de que el cliente pagara y se marchara, el Sr. Jenkins se acercó a las estanterías llenas de comida para animales, con un sentimiento de responsabilidad atenazándole. Seleccionó unas latas de comida para perros y un par de galletas para perros, colocándolas detrás del mostrador a modo de preparación. Mañana, cuando Buddy regresara, por fin tendría algo que ofrecer. La culpa persistía por no haberlo pensado antes, pero, como se aseguró a sí mismo, más valía tarde que nunca.

Elegir algo de comida