Buddy volvió al día siguiente
A la mañana siguiente, Buddy volvió trotando a la tienda llevando una hoja fresca. El señor Jenkins estaba listo, agachado para ofrecerle otra comida. Buddy comió agradecido mientras unos cuantos clientes lo miraban con cálidas sonrisas. Al terminar, el Sr. Jenkins le dio una suave palmada en la cabeza, y Buddy movió la cola en señal de agradecimiento antes de salir de nuevo y abandonar la tienda.

Buddy volvió al día siguiente
Se formó una nueva rutina
Las visitas de Buddy pronto se convirtieron en un ritual diario, llegando como un reloj cada mañana justo al abrir la tienda. El Sr. Jenkins siempre tenía comida preparada para él, y los clientes se acostumbraron a ver al simpático perro por allí. Algunos incluso empezaron a aportar bocadillos extra, deseosos de compartir los cuidados. Buddy disfrutaba claramente de la atención, moviendo alegremente la cola mientras aceptaba palmaditas y golosinas de la multitud de buen corazón.

Se formó una nueva rutina