Se lo advertí. Una y otra vez. “Fuera de mis tierras” Pero cada día llegaban más automóviles, atascando mi camino de entrada y dañando mis campos. Ya estaba harta. Así que hice un plan. Algo que nunca olvidarían. Los coches de los conductores seguían presentes cuando volvieron a la mañana siguiente. Pero algo era notablemente diferente…

Un granjero enfadado se venga de los que aparcan ilegalmente
Una sorpresa por la mañana
Acababa de salir el sol cuando vi que otro automóvil entraba en mi propiedad como si fuera su propio aparcamiento. Sacudí la cabeza con asombro. Aquella gente no parecía entender un simple límite. Desde la veranda, observé cómo un elegante automóvil plateado se abría paso por el camino de entrada. Había decidido que hoy sería diferente: estaba dispuesta a imponer la ley.

Una sorpresa por la mañana