Testamento hermético
Evitando por completo a su propia hija, mi abuela me lo dejó a mí. Escondido entre las cajas del desván, el testamento era hermético y discreto. Yo era la única que se había preocupado de observarlo. Lo tenía a buen recaudo, pero mi madre creía que se había perdido en el despacho del abogado durante la legalización. Saber que el documento respaldaría legalmente cualquier cosa que intentaran echarme en cara me hizo sonreír. Me servía de escudo.

Testamento hermético
Descubrimiento inesperado
La ironía brilló sobre mí cuando descubrí el testamento la primavera pasada mientras organizaba el desván, a pesar de que mamá suponía que el abogado lo había perdido tras la legalización. Estaba lleno de polvo, oculto bajo una voluminosa caja con la etiqueta “Recuerdos” Encontrarlo fue un triunfo silencioso, un atisbo de las opciones patrimoniales que nunca había sospechado que existieran. A partir de ese día supe que tenía el control de este juego de falsas propiedades y pretensiones.

Descubrimiento inesperado